Fotógrafos de boda hay muchos, cada uno en su estilo, unos mejores y otros peores, unos más famosos y otros menos, unos jóvenes y otros con muchos años de experiencia. Pero si vas a preguntar para tu boda, todos te dirán lo mismo: «Fotografía natural, capturando momentos, congelando emociones…«. Si has visitado unos cuentas verás que todos más o menos cuentan lo mismo. Sin embargo a veces los trabajos son muy distintos unos de otros, a veces la naturalidad se quedó en la primera entrevista, los momentos capturados son el intercambio de anillos-brindis-que se besen-tarta-primer baile y ya está.
Por eso lo mejor es olvidarse de los «claims de márquetin» e ir al grano del asunto, vamos, las fotos. Si las fotos te emocionan, puedes comprender la historia sin que te la cuenten, se nota naturalidad y sobre todo verdad, esas frases de publicidad se ajustarán a la verdad.
Aunque la fotografía y el vídeo no usan exactamente el mismo lenguaje, si que tienen en común las mismas raíces, la materia prima es la misma, que no es otra que los hechos que van ocurriendo delante de nosotros. Son técnicas que se complementan.
Y si hablamos de sensibilidad, ganas de trabajar -y de divertirse trabajando- y un estilo realmente nada intrusivo, fotografías de boda sin posar, he de hablar de Joaquín Corbalán, al que conocí hace más de 6 años ya y con el que he venido trabajando en muchas bodas desde entonces.
La búsqueda de imágenes divertidas como la que cierra esta post, 100% naturales y esperando a que pase algo para capturarlo, es su especialidad. Porque al final la foto todos serios y posando la puede hacer cualquiera con prácticamente cualquier cámara, pero los profesionales ofrecemos algo más que es la foto en la que todo cuadra: el momento justo, las emociones justas, la luz justa…